sábado, 19 de febrero de 2011

Wait, Stare, Cry Very Loud


Salía de bañarse, envuelta en la toalla roja que usaba siempre. Tenía el pelo por los hombros, quizás un poco mas largo, ondulado. Estaba tranquila, en paz, como si el baño le hubiera devuelto el aliento y sacado un peso de encima. Seco cada parte de su cuerpo despacio, casi como acariciándose, mimándose un poco; y de pronto sintió como un grito se ahogaba en su interior. Quería llorar. Se despejo la cara con toalla y se miro al espejo esperando encontrar algo por lo que sonreír. Y ahí estaba un perfecto reflejo de la soledad, casi como pintado. Cerró los ojos y estuvo quieta por unos segundos eternos. El silencio la invadió por dentro y por toda la habitación. Era tal la ausencia de sonido que empezó a escuchar los latidos de su corazón, que se iban incrementando con el pasar de los segundos. Un “pum” por cada instante. Un instante por cada respiro. Un respiro por cada lágrima que no quería derramar. Abrió los ojos y notó un movimiento en el espejo, un tambor en su pecho. Su corazón se movía a tal velocidad y con tanta intensidad que su piel se elevaba con cada latido. Se asustó un poco y pensó que era una ilusión óptica, hasta que bajo sus ojos y lo comprobó. Parte de su pecho se levantaba con cada latido de su corazón, como si este intentara salir empujando la piel. Se quedó un momento contemplando que le ocurría, hasta que puso su mano en el lugar para calmar el movimiento, inspiró hondo y logró que se detuviera.

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