Ella miraba su boca, y quitaba la vista sabiendo que era un deseo inútil... Se concentraba en sus ojos dejándose llevar por ese pestañeo constante... Pero en un sacudón del corazón tembló y se dejó llevar por sus impulsos, pero cuando despertó del transe, se dio cuenta que no podía... No podía hacer nada... Lloró por dentro... Preguntándose cuánto más tendría que esperar...
Él la miraba a los ojos cuando ella corría la mirada haciéndose la distraída para evitar ese contacto visual que termina en lo que no podía ser esa noche. Porque no podía... El no podía tocarla... Tenía que conformarse con pararse tras el vidrio y observarla a lo lejos... Porque no podían... Porque el eligió, por el peso de la soledad, salir de la tienda a mirar desde afuera, y ahora que quería entrar no podía... Un beso... Nada más… Estaba prohibido... No se había dicho pero se sabía que estaba prohibido… Y lloró, por dentro sufrió ese deseo que tuvo que reprimir sin saber cuándo podría huir de las cadenas que se lo impedían.
Un segundo de confusión y libertad se abrazaron... Dejaron que las manos los guiaran en caricias eternas en la espalda del otro. Ella suspiró, era lo que estaba esperando... Y lo dejó todo... Allí dejó todo en él… Todo lo que no podía decirle con palabras, se le escapaba de la piel y se fundía con la de él... En un intento de transmitir todo lo que le pasaba...
Y él,... ella nunca iba a saber cómo se sentía él...
Le acarició la espalda tan suave que era casi imperceptible… Pero ella sentía su calor... Que la aliviaba... Y él la apretó más fuerte... Trayéndola hacia su pecho, como no queriéndola dejar ir más… La quería con él... Para él por siempre... No la quería dejar ir... Ni soltar... Y ella tampoco quería separarse… Pero la culpa... Les pesaba la culpa y la idea de que el tiempo no se detiene y no es eterno… Querían... Querían seguir así por siempre... Sin necesidad de nada más... Cerraron los ojos en señal de separación... Retiraron sus cuerpos el uno del otro... E intentaron evadir el impulso de volver a acercarse y no volverse a soltar jamás...
La situación era perfecta… El frio parecía la escusa para que él acercara su pierna para calentar las de ella... Y así lo hicieron... Pero no podían... No podían hacer otra cosa más que simular que se rozaban por causas externas y no porque estaban muriendo por dentro...
Ella sabía que era cuestión de tiempo.
Pero no quería esperar un minuto más...
Ella sabía que lo amaba.







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